Si algo marca el año 2020 es el cambio, más que cualquier otro año, durante este año hemos aprendido nuevas formas, nuevas formas de trabajar, nuevas formas de relacionarnos, nuevas formas de festejar, nuevas formas de estudiar, etc.
Debemos agradecer a la tecnología el habernos podido ver las caras porque el encierro nos impidió vernos en vivo durante casi todo el año. Hay quienes han tenido la oportunidad de mirar hacia adentro, pudimos compartir con nuestra familia, nuestras parejas y nuestros hijos temporadas más o menos largas de convivencia, mucho más extensas que lo que estábamos acostumbrados. Casi como cuando nos vamos de vacaciones pero sin el glamour, el lugar nuevo ni las diversiones propias de los viajes de placer.
Salimos de nuestra "zona de confort" y emprendimos una aventura que quien sabe donde nos podrá llevar, el aprendizaje es algo a agradecer de este 2020, este año de dos números repetidos, algo tartamudo, hizo eso que hará que nunca lo olvidemos y termina aún dando coletazos endémicos como para que no olvidemos que aún no terminó.
Este año nos enseñó que no hay tiempo que perder, que no podemos posponer nada porque el universo no nos espera, avanza a su propio ritmo y lo que no hagamos hoy simplemente quedará sin hacer, lo que no vivamos hoy quedará sin vivir y lo que no disfrutemos hoy quedará, irremediablemente sin disfrutar.
Este 2020 me está enseñando a vivir y apuntar a lo más alto para no quedarme con las ganas, este 2020 se va llevándose muchas malas costumbres e invitándome a brindar por lo que viene.